
La colocación de los muebles es determinante en el modo en que el chi se mueve y fluye en un espacio. El chi debe penetrar por la puerta principal y fluir suavemente alrededor de la casa nutriendo todos los rincones antes de salir. Es importante que los muebles no entorpezcan la entrada a las habitaciones, que no creen obstáculos para la entrada del chi. Para facilitar el movimiento del chi, es vital que el centro de un espacio no quede obstruido, se recomienda dejar siempre el centro de una zona vacío. Si hemos separado en dos o más áreas una habitación, consideraremos el centro de cada área, no el de la estancia en su conjunto, para dejar el centro diáfano y permitir con ello un armónico movimiento del chi. A la hora de elegir y colocar los muebles tenga en cuenta que cada forma crea un campo de fuerza alrededor de sí misma. Recuerde que en los ángulos afilados el chi se acelera y se proyecta como un cuchillo, emitiendo un chi cortante, soplo asesino o flecha envenenada, que perturba nuestro propio campo de fuerza. Coloque en diagonal los muebles con bordes muy definidos y poco redondeados. Es preferible utilizar vitrinas o estanterías con puertas para evitar los ángulos rectos de los estantes, si no fuera posible trate de suavizarlos haciendo curvos los estantes. Se pueden ocultar los bordes rectos de las estanterías con volantes. No olvide que el chi es absorbido en las esquinas y se estanca. Por ello no coloque sillas o sillones en rincones o columnas, porque la falta de chi o el estancamiento puede provocar cansancio y malestar en quien permanezca mucho rato en esa posición. Tampoco es adecuado situar mesas que tengan mucho uso junto a columnas. Hemos comentado que las vigas dificultan el flujo del chi, ejerciendo una presión descendente que resulta opresiva e incómoda para quien se encuentre debajo, no obvie esto a la hora de colocar muebles debajo, porque la incidencia del movimiento del chi procedente de una viga debilita la salud de la parte del cuerpo sobre la que incide.